LOS
ESTOICOS:
(Que
el obstáculo en el camino, no se convierta en el camino)
Volver
a la filosofía estoica, nos lleva a ver los fracasos no como causa
de angustia, sino como experiencia que debemos comprender como
adversidad de nuestra propia vida.
El
estoicismo, una escuela filosófica de 2 mil años de antigüedad
cuyos integrantes se preguntaron qué hace virtuosa a una vida. Entre
otras respuestas los estoicos encontraron que la virtud de la
existencia no puede alcanzarse si se ignora la adversidad propia de
la vida, y es posible que, paradójicamente, por ese motivo esta
filosofía cause tanta admiración en nuestra época.
Personajes
en apariencia tan disímiles como Episteto (esclavo) Séneca
(político) o Marco Aurelio (emperador) fueron algunos de los
filósofos más destacados de esta forma de pensamiento.
Enfocarse
en lo que tienes control y dejar de preocuparse por lo demás, Seguir
virtudes morales, Buscar la sabiduría, Ponerse en el lugar de la
otra persona e Invertir en las verdaderas amistades y las buenas
conversaciones, entre alguna cosas en la que estos buscaban en
respuestas a preguntas fundamentales de la vida.
En
efecto: culturalmente, nuestro presente proviene de un par de décadas
en las que se insistió hasta el exceso en pensar “positivamente”.
El llamado “optimismo” se erigió como una especie de obligación
de ser feliz, un imperativo que si ya parecía sospechoso por sí
mismo invitaba aún más al escepticismo por esa evasión de todo lo
negativo de la vida. “No te preocupes: sé feliz”, se pedía
esconder debajo de la alfombra de la vida estados de ánimo como la
tristeza, el enojo, la decepción o el fracaso.
En
especial, parece que después de un par de décadas de vivir en el
ensueño de la inmediatez y la facilidad hay quienes se están dando
cuenta de que la vida, después de todo, no es posible vivir sin
pagar el precio ni tomar decisiones sin enfrentar las consecuencias
de ello, que es mejor aprender de las adversidades que intentar
evadirlas, y otras ideas de ese tipo que se encuentran en la
filosofía de los estoicos.
En
las sociedades contemporáneas vivimos sumergidos en una obsesión
por alcanzar el éxito, al punto de lograr angustia por no lograrlo.
Obsesión sembrada desde fuera, nos la hemos apropiado, al grado de
convertirla en un mandato que nos esforzamos por obedecer aunque ya
ni siquiera sabemos quién nos lo impuso.
En
este nuevos contexto, se retomó el pensamiento de los estoicos para
sugerir una posible salida al laberinto de esta angustia: encarar la
adversidad para encontrar el sentido que tiene dentro de nuestra
propia existencia. En otras palabras, tomar cada “fracaso” no
como tal sino como un hecho derivado de las circunstancias de nuestra
vida, de nuestras decisiones y de nuestras omisiones.
Entender
el fracaso como un hecho de nuestra vida nos plantea otro tipo de
obligación o de responsabilidad, y no para con un
sistema o un agente exterior sino simplemente para con nosotros
mismos. Abrazar las experiencias adversas como parte de nuestra vida
y, en especial, de nuestra formación como personas; discernir qué
de esa adversidad podemos resolver pero también qué es lo que
escapa a nuestro margen de acción.
Aceptar,
como los estoicos, que la vida siempre ha tenido sus adversidades y
que ante éstas lo verdaderamente importante es responder a esas
circunstancias, hacer algo respecto de nuestra propia existencia.
Franco Perna Coach