sábado, 23 de mayo de 2020



LOS ESTOICOS:
(Que el obstáculo en el camino, no se convierta en el camino)
Volver a la filosofía estoica, nos lleva a ver los fracasos no como causa de angustia, sino como experiencia que debemos comprender como adversidad de nuestra propia vida.
El estoicismo, una escuela filosófica de 2 mil años de antigüedad cuyos integrantes se preguntaron qué hace virtuosa a una vida. Entre otras respuestas los estoicos encontraron que la virtud de la existencia no puede alcanzarse si se ignora la adversidad propia de la vida, y es posible que, paradójicamente, por ese motivo esta filosofía cause tanta admiración en nuestra época.
Personajes en apariencia tan disímiles como Episteto (esclavo) Séneca (político) o Marco Aurelio (emperador) fueron algunos de los filósofos más destacados de esta forma de pensamiento.
Enfocarse en lo que tienes control y dejar de preocuparse por lo demás, Seguir virtudes morales, Buscar la sabiduría, Ponerse en el lugar de la otra persona e Invertir en las verdaderas amistades y las buenas conversaciones, entre alguna cosas en la que estos buscaban en respuestas a preguntas fundamentales de la vida.
En efecto: culturalmente, nuestro presente proviene de un par de décadas en las que se insistió hasta el exceso en pensar “positivamente”. El llamado “optimismo” se erigió como una especie de obligación de ser feliz, un imperativo que si ya parecía sospechoso por sí mismo invitaba aún más al escepticismo por esa evasión de todo lo negativo de la vida. “No te preocupes: sé feliz”, se pedía esconder debajo de la alfombra de la vida estados de ánimo como la tristeza, el enojo, la decepción o el fracaso.
En especial, parece que después de un par de décadas de vivir en el ensueño de la inmediatez y la facilidad hay quienes se están dando cuenta de que la vida, después de todo, no es posible vivir sin pagar el precio ni tomar decisiones sin enfrentar las consecuencias de ello, que es mejor aprender de las adversidades que intentar evadirlas, y otras ideas de ese tipo que se encuentran en la filosofía de los estoicos.
En las sociedades contemporáneas vivimos sumergidos en una obsesión por alcanzar el éxito, al punto de lograr angustia por no lograrlo. Obsesión sembrada desde fuera, nos la hemos apropiado, al grado de convertirla en un mandato que nos esforzamos por obedecer aunque ya ni siquiera sabemos quién nos lo impuso.
En este nuevos contexto, se retomó el pensamiento de los estoicos para sugerir una posible salida al laberinto de esta angustia: encarar la adversidad para encontrar el sentido que tiene dentro de nuestra propia existencia. En otras palabras, tomar cada “fracaso” no como tal sino como un hecho derivado de las circunstancias de nuestra vida, de nuestras decisiones y de nuestras omisiones.
Entender el fracaso como un hecho de nuestra vida nos plantea otro tipo de obligación o de responsabilidad, y no para con un sistema o un agente exterior sino simplemente para con nosotros mismos. Abrazar las experiencias adversas como parte de nuestra vida y, en especial, de nuestra formación como personas; discernir qué de esa adversidad podemos resolver pero también qué es lo que escapa a nuestro margen de acción.
Aceptar, como los estoicos, que la vida siempre ha tenido sus adversidades y que ante éstas lo verdaderamente importante es responder a esas circunstancias, hacer algo respecto de nuestra propia existencia.

Franco Perna Coach


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